Todas las mujeres que atraviesan la menopausia padecen una
serie de molestias, pero ¿sabía que es posible contrarrestarlas y evitar que
sean perjudiciales para el cerebro?
Si se acerca a la menopausia, puede que se pregunte a
dónde se fue su mente. Pierde las llaves todo el tiempo (y su chequera, los
anteojos y, a veces, el auto). ¿Y esa nueva compañera de trabajo? ¿Cómo se
llama? Usted no está sola. Cuando un grupo de investigadores de la Universidad
de Arizona entrevistaron a 110 mujeres que entraban en la menopausia y les
preguntaron sobre los síntomas más angustiantes, el 92% nombró los olvidos.
Estaban en segundo lugar detrás de los problemas para dormir, que
afectaban al 95%. Cuantos más sofocos tenga, peores pueden ser los lapsus de
memoria. Cuando 29 mujeres premenopáusicas llevaron monitores sobre la piel
por 24 horas para detectar cada sofoco, se descubrió que aquellas que tenían
más sofocos rendían peor en las pruebas de memoria. “La relación entre los
sofocos y la memoria no es solo una idea de la mujer”, señala la doctora
Pauline M. Maki, directora de investigación de la Universidad de Illinois. Los
investigadores no están seguros de qué causa el pensamiento borroso y los
problemas de memoria en las mujeres que se acercan a la menopausia.
La importancia del sueño
La disminución de los estrógenos no es la culpable,
lo que deja al estrés y a la falta de sueño como los posibles
responsables. Las hormonas cambiantes pueden perturbar el sueño de la mujer.
Quizá tenga problemas para quedarse o permanecer dormida o se levante más
temprano en la mañana. En el estudio de la Universidad de Illinois, también se
halló que cuantas menos horas dormía una mujer —y cuantos más sofocos nocturnos
tenía—, peor era su memoria al otro día. La terapia hormonal y la mayor
parte de los remedios de farmacias y dietéticas no ayudan a la memoria.
Le recomendamos estrategias que la ayudarán a conseguir una buena noche de
sueño, disminuir los sofocos y reducir otros factores de estrés.
1. Cultive una rutina de sueño
Apéguese a horarios fijos para acostarse y despertarse,
haga ejercicio varias veces por semana (un estudio realizado en la Universidad
de Stanford demostró que esto puede ayudar a quedarse dormido 15 minutos más
rápido y a conseguir 1 hora más de sueño), suprima la cafeína después del
mediodía, olvídese de televisores y computadoras en el dormitorio. Mantenga la habitación fresca y, por la noche duerma con un ventilador que apunte hacia usted, y
si tiene sofocos en las últimas horas del día, use pijamas de un material
que absorba la transpiración.
2. Desarrolle una estrategia inteligente para sobrellevar los sofocos
Intente con la Cimicifuga racemosa, un remedio para sofocos.
Esta hierba puede ayudar algo, aunque quizá tarde seis semanas en ver
resultados. (Si no nota mejoras en ese momento, deje de tomarla). También puede
pedirle al médico que le administre una dosis baja de antidepresivos que la
ayude a regular la temperatura corporal y frenar los sofocos. Por
supuesto, el uso de estrógenos por un corto período es una opción si su
historia clínica se lo permite. Pero su mejor apuesta puede ser una combinación
de estrategias creada por usted misma: evite los baños y duchas calientes,
no consuma alimentos picantes y vístase en capas.
3. Maneje los otros factores de estrés
El estrés es un factor de peso en el desgaste mental;
y suele desenfrenarse en la mediana edad. En un estudio del Centro Médico de la
Universidad de Rochester, se hallaron indicios de que las mujeres que
atravesaban la premenopausia tenían problemas para aprender y recordar
información nueva debido, en gran medida, al estrés. Elimine el estrés
en la medida de lo posible y aprenda a arreglárselas con el descanso practicando
una estrategia de relajación. Por ejemplo, ejercicio diario, respiración
tranquila, relajación progresiva de los músculos (tense y suelte un grupo de
músculos a la vez) antes de acostarse, 10 minutos de yoga matinal o charlas con
alguien que lo haga reír.