El paso del tiempo no es algo negativo, pero el cuerpo
atraviesa cambios que vemos y sentimos. Conocerlos es una de las claves para
atravesarlos con una buena actitud.
HUESOS, ARTICULACIONES Y MÚSCULOS
Después de los 40 años nos encogemos cerca de un
centímetro por década, debido a la aceleración de la pérdida ósea (especialmente
en las mujeres posmenopáusicas), la reducción del líquido sinovial (lo
que amortigua las articulaciones) y la pérdida de tejido muscular. Hacia
los 75 años, podríamos tener la mitad de la musculatura de los 25. Nuestra
fuerza declina de un 1 a un 2% al año, y el poder muscular de un 3 a un 4%, si
no lo mantenemos. Los pies se aplanan, y podemos parecer más delgados
porque el músculo es reemplazado por tejido duro y fibroso.
Lo bueno es que los huesos y músculos son tejidos que
constantemente se desgastan y reconstruyen a lo largo de nuestra vida. A
medida que envejecemos, el proceso de desgaste se acelera, y perdemos
masa ósea y muscular. Pero es posible retardarlo mediante el ejercicio,
en especial con entrenamiento de fuerza o resistencia (levantamiento de pesas),
o cualquier actividad que recargue y exija a los huesos: caminatas, el
uso de una mochila, salto, tenis y squash. Lo mismo ocurre con los músculos:
aunque no podemos detener la pérdida de células musculares, el entrenamiento
de fuerza puede minimizar el encogimiento y mejorar nuestra fuerza aún
después de los 80 años.
FORMA Y TALLE
La grasa puede acumularse alrededor de la cintura, el
clásico engrosamiento de la edad mediana. Aunque pesemos lo mismo a los 60 que
a los 20, es probable que tengamos el doble de grasa. La grasa abdominal
podría indicar resistencia a la insulina, lo que ocurre cuando el cuerpo
produce la hormona insulina, pero no puede usarla con eficiencia para controlar
los niveles de azúcar en sangre. Esto señala riesgo de diabetes, enfermedad cardíaca, accidente cerebro-vascular (ACV) y algunos cánceres, y requiere de
chequeos médicos.
Lo bueno es que a los 60 perdemos grasa en otras partes.
En los hombres, la disminución del peso ocurre antes y se debe a una
caída en los niveles de testosterona. Las mujeres empiezan a adelgazar cerca de
los 65. La alimentación y el ejercicio ayudan a permanecer atractivos.
EL CABELLO Y LA PIEL
Arrugas, manchas de la edad, sequedad y una piel más fina
son signos visibles del paso de los años. Mucho de lo que se creía sobre el
envejecimiento se relaciona con el daño de la piel. Los cambios en
la piel conducen a sequedad, escozor y un mayor riesgo de infecciones,
en especial en las membranas mucosas de la boca, la uretra y la vagina. Cerca
de los 50 años, la mitad de las personas caucásicas tendrán canas. El pelo
crece más lento en la cabeza, las axilas y la región púbica, y más rápido
en las narinas, orejas y cejas, particularmente en los hombres. La pérdida de
estrógeno en las mujeres puede hacer que les crezca vello facial.
Lo bueno es que los productos modernos para la piel y el
cabello ayudan, pero la mejor manera de mantener la piel suave y el cabello
brillante es llevar una alimentación saludable, beber mucha agua y
evitar exponerse al sol. Y siempre podemos teñir las canas.